La Economía es el DESPILFARRO

LA ECONOMÍA ES EL DESPILFARRO (cuando el corto plazo es el único horizonte temporal)

  • 1. REGÍMENES Y PROYECTOS SOCIALES 
A mediados de 1970 dos regímenes dominaban el mundo. El régimen burocrático (la antigua URSS y sus satélites). Y el régimen plutocrático. El del poder del dinero. Un poder privado, por consiguiente, irresponsable.

La auténtica cara de la burocracia resultó ser la incuria que la conduciría a un colapso fulminante.

La auténtica cara de la plutocracia (con una historia de más de tres siglos), es que el único interés atendible es el suyo. De los otros, reconocidos a partir de los años 30 por imposición de la autoconciencia popular y la competencia del régimen rival, había que desembarazarse a la primera ocasión. Es el proyecto neoliberal. 

  • 2. NEOLIBERALISMO Y PLUTOCRACIA
El neoliberalismo se consolidó con R.Reagan y M.Thatcher, a finales de los 70, radicalizando a los sectores más extremistas de los partidos tradicionales de la derecha de EE.UU. y del Reino Unido. 

Sus propuestas nacen de una red de plutócratas (grandes fortunas, máximos directivos de las transnacionales, patronales…) asociados con centros de estudios (tanques de ideas) y medios de comunicación financiados por los poderes establecidos.
Su principal modelo fueron las dictaduras del cono Sur de América. 

Allí la radicalización de las demandas sociales sirvió de excusa para la ruptura institucional “revolucionaria” de las dictaduras con apoyo del gobierno de EEUU.

Tanques neoliberales estaban detrás de los otros tanques. Con cierta pátina tecnocrática “más allá del partidismo”. No por competencia (en ambos sentidos) intelectual. Los científicos sociales que no se adaptaron a los proyectos de las dictaduras fueron privados de sus puestos, amedrentados, aniquilados.

Breve consigna: todo el poder a las oligarquías, a las transnacionales, a la plutocracia global. Desplomaron los salarios, servicios públicos y beneficios empresariales no ligados a los oligarcas y, pues, al mercado interno.

Las instituciones financieras globales se unieron a la cruzada. Las propuestas desarrollistas del FMI se trocaron en programas de ajuste estructural volcados al exterior. La crisis de la deuda, precipitada por el alza de tipos de la Reserva Federal, dio ocasión para privatizar y recortar el sector público y -para pagar la deuda externa- producir unas pocas mercancías, siempre las mismas, lo que hundió sus precios. 

Con la crisis del 79 estas medidas se extendieron en un proceso sin precedentes de concentración del poder privado. 

Lo que ha agravado la opresión, p.e. de las mujeres, a cuyo papel como cuidadoras sin derechos se añadió la obligación de acudir al mercado laboral, pues se necesitan dos sueldos por familia para alcanzar el estándar social. Eso y el envejecimiento ha acelerado la crisis de los cuidados y de la reproducción en el ámbito doméstico (gratuito) que al globalizarse visibiliza el carácter parasitario del poder plutocrático /patriarcal. 

De este modo el proyecto neoliberal restableció el poder y el privilegio. A la huelga de inversiones y deterioro de las expectativas, con que los plutócratas construyen la realidad, cuando el dinero es el medio para sobrevivir, se unen los tratados de comercio e inversiones, para poner al poder local más allá de intereses que no fueran los suyos. 

En el momento en que se descubrían los límites del crecimiento (el estudio del MIT al “Club de Roma” se publicó en 1972), el poder plutocrático atomizaba la conciencia a nivel individual y restringía las necesidades de la mayoría, pero globalizaba el mercado y el transporte, acelerando el consumismo global, el despilfarro de materias primas y energía fósil (en 3 décadas aumentó más de un 70%, hasta superar el pico de extracción), agotaba las capacidades del entorno como sumidero de desechos (hasta cuestionar el equilibrio que posibilita la vida compleja) y aceleraba el cambio climático y la crisis de biodiversidad. 

En palabras de Ramón Fernández Durán (2011), una estructura “flexible, consumista,… y glamurosa (engulló) a otra torpe, burocratizada,… represiva y gris… fue un espejismo temporal propiciado por… el coste energético más bajo de la historia… (que incorporó) a China… (con) su inmensa y superexplotada fuerza de trabajo … (además de) la cuantiosa mano de obra inmigrante barata… lo que permitió destruir el (contra)poder obrero… y (crear) la Sociedad de Consumo y la Aldea Global”.

La financiarización, clave de la globalización, dependía de un espejismo, la correcta valoración de activos y la aceleración del crecimiento económico, que permitiría beneficios crecientes. De ahí los cuellos de botella de la crisis de 2007: la cada vez más desigual distribución de la renta, la explosión de las burbujas especulativas, los límites de la extracción de materia y energía. Y el incremento de sus precios. Anticipo del derrumbe y del colapso.

  • 3. EL PROYECTO NEOLIBERAL Y SUS ALTERNATIVAS
No obstante, la plutocracia y sus proyectos siguen firmes. Los proyectos políticos alternativos o no tienen credibilidad o son títeres. A saber:

- El burocratismo estatista se derrumbó con la URSS. Sus epígonos son un pesado lastre para las alternativas. 

- La socialdemocracia fue gestora de las concesiones cuando los plutócratas cedían algo para no perderlo todo (no la única, democristianos y conservadores, de mejor o peor grado, también jugaron ese papel). Pero, la élite del partido, asociada a la plutocracia desde la guerra mundial, adoptó las tesis neoliberales. 

- El ecologismo político, por su parte, con el partido de los verdes de Alemania, fue un proyecto ecológico y antinuclear, pacifista, solidario. Pero en el gobierno, junto a la socialdemocracia, le faltó tiempo para capitular. Alargaron la vida útil de las centrales nucleares, bombardearon con uranio empobrecido, “modernizaron” mediante leyes de recorte social (la agenda 2010)…
La alternativa a la globalización es así otro sector del proyecto neoliberal de la plutocracia. Sobre el malestar de trabajadores y granjeros por la competencia global y las imposiciones de los mercados financieros y las empresas transnacionales, se apalanca el nacionalismo y el racismo. Es Trump contra los tratados globalistas o el Brexit contra la UE, sólo para ahondar en los privilegios de los plutócratas (reducir sus impuestos, aumentar sus subvenciones, negar la tragedia climática,…).

Queda la movilización popular. Pero fracasa sin un debate ético, sobre valores, ligados al apoyo mutuo y al equilibrio ecológico, y sin la investigación/experimentación sobre rasgos organizativos, influencia y motivaciones, cómo las personas actúan con entusiasmo o desgana, qué rasgos constituyen fuerzas colectivas eficientes para unos y otros valores.

De modo que, sin esa eficiencia, participar en el juego electoral se presenta como la opción de cambio. “El partido”, para situarse en el mercado político, absorbe a los activistas, desmoviliza e, incluso, utiliza a su corriente para hacer tragar lo rechazado socialmente. 

Mientras las bases quieren resultados sin movilizarse.

Y es que se ignora que los proyectos sociales giran en torno al poder establecido, por la simple ley de la gravitación política. El poder concentrado es un agujero negro que engulle proyectos y organizaciones. 

La plutocracia es una forma de dominio. John Locke, teórico en el origen del régimen, lo especifica: 1) “al hombre… dios y la razón le obligan a someter la tierra”; 2) “se introdujo el dinero, una cosa que el hombre podía conservar (para) cambiar por productos útiles para la vida, pero corruptibles” (1689). 

El dinero soberano hizo racional agotar los recursos, pues, compra todo lo demás. El óptimo es el mayor beneficio en el menor tiempo. El corto plazo el único horizonte. Hay, pues, que sustituir al régimen plutocrático, a fin de limitar la parte de la vida que deba perecer bajo los cascotes de su colapso.

Para eso ATTAC-Catalunya explora otras racionalidades, en el mejor de los casos el decrecimiento, en el peor cómo afrontar el colapso. Un plan B a falta de planeta B.
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